25 feb 2014

Radio Belgano y la primavera alfonsinista

Por Ricardo Horvath

Otra de mis extrañas aventuras periodísticas, fue la experiencia de Radio Belgano, en los inicios de la primavera alfonsinista que, digamos de paso, duró lo que un suspiro (por no ser grosero y decir la verdad: un pedo en un canasto, dado el arrugue propio de los radicales). Pero se venía la democracia... algo que parecía un milagro (claro que los milagros no existen para los ateos).
La cuestión es que recibí un telefonazo en el diario La Voz, donde había ido a parar en la sección espectáculos, pero eso es otra historia. Por suerte a fines del 83 no existían los celulares, ni internet pero a la gente se la ubicaba igual, cuando se la quería ubicar. Y me encontraron.

- Esta vez va en serio: ¿seguís dispuesto a prenderte en el proyecto?
- ¿Siguen vigentes los postulados que me marcaste el mes anterior?
- Será una radio amplia y pluralista fundamentalmente de carácter periodístico. Lo único que no será Municipal, sino Belgrano y todavía hay que mantenerlo en secreto...
- Es una pena el cambio, una radio comercial trae complicaciones extras...
- Pero tiene mayor alcance. ¿Te prendés?
- Contá conmigo.
- Tenemos que reunirnos para planificar la programación, especialmente de la mañana, pensate algo. Te llamo, chau.

Del otro lado colgaron el tubo y me quedé pensando: si debíamos preparar un proyecto, eso significaba que había otro y me dije: es propio de la interna radical, cosa que corroboré luego con el tema de que se cambió    el intento original de manejar radio Municipal. Pero eso también es otra historia que algún día se contará.
Pero la verdad es que me sentí como chico con juguete nuevo, pese a que estaba  embalado en medio de un conflicto gremial con la patronal. Eran tiempos del denominado “esquinazo” frente al diario La Voz, manejado por torpes ex montoneros. Diciembre del ’83, y casi ni me acordaba que un mes atrás había contraído un compromiso con mi amigo-hermano Jorge Palacios, el de colaborar con un proyecto radial en democracia. Creo haberlo dicho: la vida te da sorpresas en este insólito oficio.


Horvath complotando con Jorge Palacios,
obviamente con una llatebo de novi

Días después, frente a una taza de café, obtuve mayor información. El director sería Daniel Divinsky, un editor que había estado exiliado durante la dictadura y que desconocía el medio; el gerente general Rubén Zanoni, un político radical (¿comisario político?), encuadrado en la Junta Coordinadora Nacional (la Cámpora de hoy día), a quién habían pateado de  Radio Municipal; y Jorge Palacios, un periodista profesional, políticamente independiente, con el cargo de gerente periodístico (“me ofrecieron ser gerente de noticias pero exigí que  fuera “periodístico” para marcar la diferencia, no me interesa ocuparme exclusivamente del noticiero. Necesito, entonces, que me ayudes en ese aspecto ¿pensaste algo?”),me apretó nuevamente. Palacios siempre fue un tipo hábil, de no dejarse manejar, pese a que todos coincidimos que había que apoyar el proyecto alfonsinista más allá de cualquier interna. Era fundamental defender la democracia, como ahora. Lástima que Alfonsín se cagó en las patas  un par de años después, y así devino el nuevo modelo de golpe de estado a través de los poderes económicos. Pero esa también es otra historia.
De todas formas con Palacios y Zanoni fuimos estructurando algunos aspectos de lo que sería el boom radiofónico de Belgrano, rápidamente bautizada como Belgrado por los enemigos de la vieja derecha de nuestro país, que llegaron a invadir la emisora y hasta colocar una bomba en la planta transmisora.
De entrada me quedó en  claro lo de los dos proyectos: uno de tipo elitista promovido por Divinsky, el otro motorizado por Zanoni y que apuntaba a una radio popular, masiva, de neto corte periodístico. De ahí mi primer comentario negativo ante la decisión de Divinsky de contratar a Hugo Guerrero Martinheitz. Y recordé que se trataba de un excelente profesional pero sus programas iban grabados y eso no tenía nada que ver con una radio informativa, que pudiera competir en ese plano y mucho menos con una radio participativa, en la que intervenían los oyentes activamente. Durante cuatro horas –señalé- se escuchará solamente una voz: “el negro en su soberbia se escucha a sí mismo, no tendremos oportunidad de realizar flashes  con noticias de último momento”. Me aseguraron que no iba a ser así y guardé prudente silencio. El primer conflicto surgió cuando se anunció que en el avión en que regresaba Isabel Martínez de Perón se había colocado una bomba. Cortamos el programa y dimos la noticia. El día siguiente Guerrero comenzó una dura campaña contra los “jóvenes socialdemócratas que dirigían  la radio”. Por suerte con el paso del tiempo se fue y pudimos realizar un excelente ciclo musical vespertino con nuevas voces: “Muchas nueces”, si no recuerdo mal. Y después el gran periodista Miguel Angel Fuks con “El diario de la tarde”.


Con Miguel Angel Fuks
intercambiando figuritas

Volviendo a los inicios: Zanoni aceptó la propuesta que promovimos  con Palacios y en la práctica llevamos adelante un trabajo conjunto tendiente a cumplir con un objetivo: ubicar a Belgrano, de los últimos puestos de la audiencia, a un tercer lugar en el término de un año, proveerla de una artística renovada. La radio fue un éxito. Años después lo diría públicamente nuestro jefe: Emilio Gibaja, titular de la Secretaría de Información Pública, en Página/12 del 14 de julio de 1988: “Yo defendí terminantemente la posición de radio Belgrano que fue en hecho nuevo en la Argentina, una radio casi desfachatada, entusiasta y juvenil. Y el que no la quiera oír que no la oiga porque algunos se molestaron por algunas posiciones políticas de avanzada, pero eso es la democracia. Lamentablemente después se levantaron algunos programas periodísticos; quizás mis sucesores no pudieron soportar las presiones que yo mismo sufría y cedieron”. Digamos que en realidad fue un cambio ideológico del gobierno. En lugar de Gibaja (partidario del Nuevo Orden Internacional de la Información propuesto por la UNESCO), se puso a un  hombre de la derecha radical cordobesa, el empresario de medios Juan Radonjic.

Contra viento y marea

Ya que me dieron un cargo, le metí pata para adelante, para no perder el estilo que para bien o para mal me caracteriza. Todavía me oigo y veo debatiendo el tema con Palacios en el café de Córdoba y Carlos Pellegrini, para que tuviera elementos para llevar a la reunión de cúpula que se realizaba a pocos metros de allí, en un  oficina que Zanoni empleaba desde tiempos de la campaña electoral que llevó al radicalismo al gobierno.
Dije entonces: “La única formula para mejorar ese noticiero de la madrugada es poniendo a un profesional de primer nivel, que es la voz más consagrada del Río de La Plata y un sinónimo de información: Arel Delgado. Que se trata de un hombre democrático no cabe la menor duda, fue perseguido por la dictadura, debió exiliarse en Italia y ahora, para colmo, acaba de ser despedido de Radio Argentina, una de las emisoras que los milicos le entregó a su grupo de amigos...”.
- Compro, ¿aceptará?
- Eso ya depende de tu poder de convencimiento y de sus exigencias económicas o de otro tipo,  hacer todos los días un informativo desde las 5,30 de la madrugada es muy duro. Después hay que pelear contra  Neustadt y Magdalena Ruiz Guiñazú. El hombre es Eduardo Aliverti.
- ¿En qué te basás?
- Buena voz. Es joven y con ganas. No hace lo mismo que los demás, tiene agenda propia y los jóvenes lo siguen. He podido comprobar que la muchachada de mi barrio ponía el despertador los sábados y domingos, durante la dictadura, para escuchar Anticipos por Continental, que iba muy temprano, como escondido.
- Continental no lo va a dejar irse ahora, justo cuando se puede decir de todo, va pedir mucho...
-Cuestión de hablar. Sé que está en conflicto con la radio. No te olvides como trabajan los patrones radiales: lo usaron para demostrar que ellos no congeniaban del todo con la dictadura, ahora no les sirve. ¿Te armo las citas? El resto depende de tu poder de convencimiento y que acepten arriba...
- Hecho.
Después comprobé que Divinsky era un gran creador de títulos radiales. Por ejemplo Sueños de una noche de Belgrano, donde reunió a dos intelectuales cagones (algún día lo explicaré): Jorge Dorio y Martín Caparrós que crearon un suceso radial. Luego seguía Locos de la noche. A Norberto Folino y a mi nos regaló Café,bar,billares y así otros que ahora no recuerdo. A la madrugada Ariel Delgado aceptó hacer El diario oral matutino, Aliverti seguía con Sin anestesia y un ex partidario de la dictadura, secretario de redacción de la revista  canalla Somos, se ocupó de Nuevos Aires. Estoy hablando de Enrique Vázquez, de quien también  merece recordarse su nefasto pasado, pero que entonces se había colocado debajo del ala de Alfonsín y era intocable.


Con Norberto Folino y la locutora Patricia Martín
en nuestro queridísimo Café,bar,billares

Ya contaremos también su historia. Ahora sigamos con lo nuestro. A Diego Bonadeo se le encargó conducir el ciclo deportivo Los buenos y los malos, otro generador de conflictos: en vez de deportes hablaba de política y era un consumado e insoportable rebelde. Miguel Angel Fuks hizo un impecable Diario de la tarde. Superando diferencias con Divinsky, se hicieron todo tipo de programas como Medios y comunicación, Mesa de credos, Tímpanos con el gran Daniel Viglietti, Conciertos Belgrano. Y tantos otros que escapan de la memoria. La productora de Eduardo Aliverti, la gran profesional Celia Pagán, inició los sábados de 9 a 11 otro éxito: Por si no lo escuchó. Es sabido que la radio debe luchar  contra un enemigo implacable. Lo que se dijo, se dijo y pasó. No es como un diario en que se puede retroceder y volver a leer lo leído. Es así que se estructuró un ciclo en el cual se repetían los mejores comentarios editoriales y las entrevistas más interesantes de la semana.
Asimismo debíamos luchar contra los ex funcionarios de la emisora que, por órdenes superiores, no podían ser despedidos. Se producía una especie de jueguito “arréglensé como puedan”. El único que puso el hombro fue el jefe técnico que apoyó el proyecto. Hubo que encontrar profesionales de la radio que pudieran contribuir a sostener una programación de 24 horas diarias. Es ahí donde se contrató a  Arturo Cavallo, que ocupó el cargo de coordinador general y a la vez realizó el exitoso ciclo dominical Mañana, tarde y noche que iba de 9 a 19 horas.
Ya en la primera medición del año 1984 –realizada en el mes de marzo por la empresa Mercados y Tendencias- algunas cifras indicaban que el cambio había sido favorablemente observado por los radioescuchas y crecía la audiencia. También fue dable observar un doble fenómeno: los oyentes no sólo llamaba y se pasaban sus mensajes al aire, sino que además voluntariamente participaban en levantar los mensajes  en más de una media docena de teléfonos.
Asimismo fue posible verificar un fenómeno que se acrecentaría con el tiempo: el público de 20 a 35 años – es decir una generación que prácticamente desconocía la democracia y que se conectaba con una nueva realidad del país- era el que con mayor interés y fidelidad seguía la nueva experiencia.
En el mes de junio era ya una realidad la ubicación de Belgrano en  los primeros puestos de la medición, compartiendo el tercer lugar con emisoras privadas, pero segunda en los espacios matinales y prácticamente liderando entre el público joven. Por entonces también, los fines  de semana con los dos programas mencionados Por si no lo escuchó  y Mañana,tarde y noche la emisora se hizo líder. Es que “la radio”, como se la identificó, era la única emisora dispuesta a abrir sus micrófonos a todas las opiniones, a todas las voces. Y no sólo por llamadas telefónicas, que después todos imitaron hasta hoy, sino con los móviles callejeros o los micrófonos abiertos en las sociedades vecinales, en los barrios, en las villas. Por primera vez el pueblo se expresaba por su propia voz. En la práctica se eliminó la unilateralidad del mensaje. Era el primer paso a una verdadera comunicación en un medio.
Las mediciones de noviembre de 1984 ya colocaban a Belgrano en el tercer lugar –sin compartir con otras emisoras-  en la medición general, y en el horario de 6 a 9 en el segundo puesto desplazando a emisoras privadas de alta competitividad, de gran poder económico y equipamiento moderno. Vivíamos la primavera democrática, repito, con un Secretario de Información Pública- Emilio Gibaja- inédito para este país corporativo, de mentalidad represora, con  mentalidad milica que venía de las dictaduras que sufrimos, y periodistas venales, reaccionarios que desde lo que hoy se conoce como “medios hegemónicos”, ya hostigaban al gobierno atacando a ministros como mi amigo Antonio Mucci (trabajo) o Bernardo Grispun (economía) por citar algunos. Y al mismísimo Alfonsín que se le plantó a George Bush.
Desde La Prensa, Jesús Iglesias Rouco lo acusaba a Gibaja de ser el “Goebbels criollo”, justamente él, un manipulador nato, un informador público, revista de los servicios de inteligencia a la cual pertenecía. A Iglesias Rouco se sumaron los Alzogaray y sus acólitos. Varias veces la radio fue “escarchada” por el facho de Juan Carlos Rousselot, y  un grupo comando  invadió el estudio durante la emisión de Sueños de una noche de Belgrano. Una bomba es colocada en la planta transmisora. Poco tiempo después cae Gibaja (como Mucci y Grispun), y se viene el Plan Austral. El gobierno ya no es el de la plataforma triunfante en 1983. Salimos de la dirección de Belgrano. Pero esa ya es otra historia. Algo anticipamos, pero “hay más información para este boletín”, como gritaba mi amigo Ariel Delgano. Porque esto no termina aquí. Como en las historietas: continuará...
Son apenas algunos apuntes sobre el fenómeno de Radio Belgrano, que, según parece, un famoso periodista quiere llevar a un libro. Para eso me envió un extenso cuestionario para que, en definitiva, le terminara escribiendo el libro. Le contesté que no respondía encuestas y se ofendió. Le dije que yo luchaba solito con la computadora y no enviaba amanuenses a obtener datos y luego jetonear como el autor del libro. A viejo cabrón no me van a ganar.



2 comentarios:

  1. que lindas palabras sobre mi padre, el gran perodista argentino Miguel Angel Fuks
    Maria Laura Fuks

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  2. Busco el archivo del programa 10 de diciembre 2012

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