11 mar 2014

Seminario Rosa Luxemburgo 26/10/05

Espectaculo de despedida, sala Osvaldo Pugliese del CCC 26/10/05


Este texto pertenece a una presentación especial realizada en el año 2005, que reproducimos en parte dado el interés del mismo, en nuestra opinión, por la variedad de visiones en torno a los argentinos y el tango.
Buenas noches y bienvenidos todas y todos a esta sala del café Osvaldo Pugliese del Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini, precisamente  en el día de los cafés de Buenos Aires, fecha en la que se brinda un reconocimiento a esta institución que en nuestra ciudad ha tenido un importante rol de encuentro, amistad,  refugio y socialización de los porteños, amén de lugar de esparcimiento, en especial durante la década del ‘40, en que por el simple precio de un café se podía disfrutar escuchando a las grandes orquestas de tango. Y como escribió el gran Enrique Santos Discépolo era “una escuela de todas las cosas”.
Este café-varieté recuerda a don Osvaldo Pugliese de quien este año se conmemora el centenario de su natalicio. Hombre comprometido con las luchas del pueblo argentino, cooperativista y de firmes convicciones militantes por el socialismo. Se compatibiliza, entonces, con el seminario Rosa Luxemburgo que acaba de finalizar con la denominación “Pensamiento y acción por el socialismo. América latina en el siglo XXI”. Sabemos que ha sido un evento importante y exitoso, por eso los organizadores han considerado necesario realizar este encuentro de despedida con una pequeña demostración tanguera, música, poesía y danza, además de originaria de nuestra ciudad, tan arraigada en las entrañas de nuestro pueblo que ni la penetración cultural del imperialismo ha logrado desterrarla y ya lleva más de un siglo de vigencia y en estos momentos viviendo una etapa de resurgimiento y renovación que se expresa dentro y fuera de nuestras fronteras.
Bien, bien ¿cómo la están pasando? ¿cómo los han tratado estos argentinos siempre tan cuestionados por muchas de sus actitudes? ¿Cómo nos vieron? ¿Bien, mal, regular?
¿Seguro? ¿No es por compromiso? Porque miren que los argentinos tenemos mala fama... se dice que somos vanidosos, orgullosos, agrandados, sobredimensionados, soberbios. Tan es así que circula una versión que asegura que para suicidarse un argentino se trepa a su propio ego y desde allí se arroja al vacío. Y eso no es nada con respecto a los chistes que circulan por allí. Recuerdo que en un encuentro de periodistas de América latina en la Habana un panameño contó uno realmente durísimo ¿Se los cuento?
¿Saben porqué cuando muere un argentino lo entierran con el cajón perforado? Es para que los gusanos salgan a vomitar. Duro ¿no?
Yo entonces me reí y todos se asombraron. Expliqué que no sólo yo era autocrítico pues nosotros contamos con el tango que nos refleja. Por ejemplo Somos como somos, de la gran Eladia Blázquez, fallecida recientemente. Ella explicó a los argentinos al decir que somos...

Sensibleros, bonachones,
compradores de buzones
por creer en el amor...
Como somos...
Con tendencia al melodrama
y a enredarnos en la trama
por vivir en la ficción.
Chantas y en el fondo solidarios,
más al fondo muy otarios
y muy piolas más acá.

En la jerga popular, denominada lunfardo, es decir  germanía, caló, giria, o slang, chanta es el fanfarrón que se jacta de lo que no es; otario es el tonto que se deja embaucar y piola es el vivo que se aprovecha de los demás.
Pasado el tiempo,  pensé que en ese momento debí dar el ejemplo de algunos nombres que, efectivamente, habría que perforarle  el famoso cajón de madera. En la lista no podían faltar Carlos Rafael Videla con toda su banda incluido José Alfredo Martínez de Hoz, Neustadt, Grondona, Marcelo Bonelli, Santo Biasatti, Daniel Santoro, Ricardo Kirschbaum, Nelson Castro... y me freno porque sería un listado interminable.
Pero basta de palabras. Vamos a lo nuestro. En  este caso la danza tan original del tango. Para eso vamos a convocar a dos maestros especializados en la enseñanza del baile de tango y además participantes en diversos espectáculos y en tradicionales milongas porteñas. Son ellos Emmanuel Ansaldo y Betty Wolff quienes bailarán el tango Como dos extraños de Laurenz y Contursi, el vals Romance de barrio de Troilo y Manzi y Ojos negros, tango clásico de Vicente Greco.
Así nació nuestro tango, como danza popular de los arrabales, generalmente practicada en las esquinas entre hombres ya que las niñas lo tenían prohibido en tanto y en cuanto era baile de burdel. En los lupanares y cafés de mala muerte se le agregaba a esa musiquita alegre versos picarescos como ese que decía:

Quisiera ser canfinflero
para tener una mina
llenarla bien de bencina
y hacerle un hijo chofer.

Canfinflero, cafishio, cafiolo, era el proxeneta dueño de una o varias pupilas, mujeres a las cuales se denominaba minas, por la ganancia que dejaban. Desde 1880 y hasta finales del siglo XIX y comienzos del XX, el tango era alegre, picaresco, de doble intención, cosa que se revela en los títulos: Con que trompieza que no dentra, Metele fierro a fondo, Echale bufach al catre, La budinera, Quiero papita, Sacudime la persiana, Hacele el rulo a la vieja, Dos veces sin sacarla, Bartolo tenía una flauta, El queco denominación que se le daba al prostíbulo y otros por el estilo.
Las cosas cambian cuando la oligarquía se apropia del tango. Eso ocurre en 1910 en los fastos del centenario de la revolución de mayo cuando durante los festejos se interpreta el tango Independencia de Alfredo Bevilacqua, un músico profesional. Villoldo y Saborido hacen La morocha, tango de estilo cupletero ya con letra de tendencia criollista que la marina argentina distribuye por el mundo. Los oligarcas, que habían despreciado al tango tildado de “reptil de lupanar”, descubren que es éxito en París donde lo habían impuesto Angel Villoldo y los Gobbi, Flora y Alfredo. Así llega al cabaret de lujo y de los conventillos salta a las casas de clase media. Comienza a bailarse más adecentado con la denominación de baile de las hermanas. Ahora sí los muchachos lo practican en sus casas con sus hermanas. Pero el tango había incorporado el bandoneón alemán, perdiendo su alegría, y pasaba a ser tristón y nostalgioso. Las letras comenzaron a lamentarse del abandono que la mujer hacía del hombre, a punto tal que se denominó al tango como “el lamento del cornudo”. Era el hombre que está solo y espera, abandonado en su bulín. Influencia de los inmigrantes, solitarios, sin amor, que ahora comprendían que nunca podrían regresar a sus tierras, al seno materno. No era verdad que aquí el oro se encontraba en la calle y sin trabajar como les habían mentido los dueños de la Argentina. Hacinados en los conventillos, superexplotados por capitalistas voraces con jornadas de 14 a 16 horas y sin descanso dominical, inician una dura batalla sindical y política encabezada por marxistas y anarquistas.
Entonces el tango comienza a hablar de los desposeídos. Carlos Gardel canta su tango Noche fría, también Vida amarga de Mazzeo y Cárdenas,  Pordioseros de Guillermo Barbieri, Pajarito del poeta anarquista Dante Linyera, Mentiras criollas de Oscar Arona y otros hasta llegar a los años ‘30 con obras cuestionadoras como Pan de Celedonio Flores, Al mundo le falta un tornillo de Enrique Cadícamo, Acquaforte de Marambio Catán y Al pie de la Santa Cruz de Battistella. El tango marca su rebeldía ante las injusticias del sistema.
Y aquí nos detenemos para dar paso a la música representada por la orquesta típica, denominación que en sus orígenes recibieron los conjuntos de tango, primitivamente con flauta, guitarra, violín, bandoneón y eventualmente piano hasta que se agregaron más instrumentos dándole una sonoridad compacta. Así, desde Julio De Caro, un músico notable, ya formado en academia, las orquesta fueron tomando características peculiares, destacándose distintos estilos que determinaron escuelas variadas. Así tenemos varias líneas como las de Aníbal Troilo, Osvaldo Fresedo, Juan D’Arienzo, Carlos Di Sarli y Osvaldo Pugliese el más seguido en la actualidad por las nuevas generaciones del tango. Tenemos entre esas agrupaciones a La Brava que esta noche actuará para nosotros. Ellos nos ofrecerán un repertorio clásico con tangos instrumentales que invitamos a bailar a aquellos que se animen junto a Emmanuel Ansaldo y Betty Wolff y otros cantados. Inician esta ronda Chiqué de Brignolo que en los años ‘40 se tituló “El elegante” por obra de la censura que prohibía el lunfardo y términos que no fueran castizos, El andariego de Alfredo Gobbi y El Marne de Eduardo Arolas. Claudio Di Palma nos cantará Te llaman malevo de Troilo y Expósito una obra que le canta a la decadencia del guapo y Yuyo verde romántica obra de Federico y Expósito, continuando la orquesta con el tango de Armando Pontier A los amigos y un tango nuevo del bandoneonista Pablo Ciliberto titulado Corte y confesión y de Julio De Caro Tierra querida. Nuevamente Di Palma cantará Tu pálida voz de Charlo y Manzi y en el cierre los instrumentales Come il faut de Arolas, Taconeando de Pedro Maffia, concluyendo el recital con una de las grandes obras del dueto Gardel-Le Pera: Sus ojos se cerraron.
Así concluyo esta charla ilustrada musicalmente.

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