4 mar 2014

Tangos con aires caribeños

Por Ricardo Horvath

Tangos con aires caribeños.¿Por qué? Nos pareció más original que el pensado originariamente: Tangos y boleros. Boleros y tangos. Porque de eso se trata, hoy hablaremos de tangos y boleros.
En ambos casos historias de amor que se cuentan en los tres minutos que dura la canción. Muchas veces melodramas cursis pero que tienen que ver con hechos cotidianos que a veces, sin darnos cuenta, leemos en las crónicas de los diarios. Pasiones imposibles del tipo Arráncame la vida que cuenta Chico Novarro o en Rubí Enrique Cadícamo cuando se conduele diciendo: “Vas a dejarme...sin duda sufriremos.../Con nuestros sinsabores/ por senda aparte, iremos...”.
Integrante de la Nueva Trova Cubana, Rafael de la Torre ya hace varios años está radicado entre nosotros. Como buen cubano, nacional y popular, entona las canciones de su patria, fundamentalmente el son. Pero también canta otros ritmos de su patria, como la rumba, el bolero del cual derivó el filin... y el tango. Tiene una muy buena versión abolerada de Niebla del Riachuelo, de Cobián y Cadícamo, que muchos intérpretes han versionado como bolero.

Ricardo Horvath saluda a Maria Marta Serra Lima que se encontraba junto al Trio Los Panchos

¿Cómo es eso? Según dicen los hombres sabios que se dedicaron a estudiar el origen del tango, éste resulta un producto del mestizaje entre el arte payadoresco, la milonga, el candombe y la habanera. Esta última habría llegado a través de los marineros que viajaban desde Cuba en barcos mercantes. Hay un dato significativo: aunque el tango, en especial con el bandoneón que le dio tristeza, sea hoy un ritmo de cuatro por cuatro, nació, como la habanera, en ritmo de dos por cuatro. ¿Y saben una cosa? Lo mismo ocurre con el bolero. Según el musicólogo Obdulio Morales, “el bolero cubano presenta una introducción de ocho compases, y dos partes, con dieciséis compases cada una, escritos en 2/4, con una estructura interna bicompasada, el llamado cintillo cubano”.

¿Cuándo se inició el tango? Como buenos argentinos que somos no terminamos de ponernos de acuerdo. Pero se estima que sus orígenes más remotos están hacia 1880 cuando Buenos Aires pasa a ser ciudad capital. Hay sí acuerdo con respecto al bolero, nacido en Santiago de Cuba también durante la segunda mitad del siglo XIX, expandiéndose rápidamente por todo el Caribe incluso en México a tal punto que muchos suponen que es oriundo de allí. No es así: se considera como primer bolero a Tristezas compuesto en 1883 por el mulato José “Pepe” Sánchez, cantor, guitarrista intuitivo, sastre, representante de una empresa de telas de Jamaica. Sánchez vivió entre 1856 y 1918 y estaba relacionado con los revolucionarios que intentaban la independencia de España como Antonio Maceo, Guillermón Moncada y otros. Eso no le impedía sacar a flote su espíritu romántico, tomando del bolero hispánico el nombre pero, como dice la investigadora Dulcila Cañizares, cambiarlo, depurarlo, cubanizarlo hasta convertirlo en un género absolutamente distinto, logrando otro género lleno de cubanía que influyó notablemente no sólo en México, sino en el resto del continente. Y asimismo en nuestro país a punto tal que grandes autores de tangos como los hermanos Expósito realizaron el monumental Vete de mi que muchos creen cubano por el éxito que allí tuvo.

Hacia el año 2005 falleció en México Consuelo Velázquez, autora de Bésame mucho. ¿Quién de los que lucimos canas no nos habremos enamorado de esa morena espectacular, con sus renegridos cabellos tirados hacia atrás, ojos de carbón encendido, de boca generosa y voz grave llamada Elvira Ríos? ¿Quién no se divirtió con la versión jazzeada que hizo el gran Oscar Alemán? ¿Quién no recuerda Dos gardenias de la cubana Isolina Carrillo? ¿O a otro cubano, Pedro Junco autor en 1941 de Nosotros? “Nosotros,/ que nos queremos tanto,/ debemos separarnos,/ no me preguntes más”. Esos boleros incentivaban la imaginación del más insensible. Así, se decía que el autor hablaba de una separación real, otros que era producto de su imaginación. Para los partidarios de la primera opción, la canción es una despedida de Junco a su novia, una joven de la clase alta imposible para un pobre. O el hecho, luego comprobado, de la tuberculosis de él que hacía del amor una quimera. O que en realidad el bolero era para una mujer casada que, puesta en la disyuntiva de abandonar al esposo o huir con el amante bohemio, prefirió la comodidad burguesa. ¿Importa la verdad en ese caso? ¿Importa saber, como dicen algunos, que Tu me acostumbraste de Frank Domínguez está dedicado a otro ser del mismo género? Cosas de la vida...


Tango y bolero, bolero y tango tuvieron su etapa de gloria en los años 40 a punto tal que nuestros músicos y autores se enojaron por la influencia que logró el bolero entre nosotros compitiendo en el interés popular. De ahí la queja que se expresó, entre otros tangos en Bolero, de Lipesker y Yiso en impecable versión de Osvaldo Pugliese con Roberto Chanel. Pero esas son peleas de otros tiempos. La reconciliación se produjo cuando Libertad Lamarque grabó boleros, Agustín Lara tangos y también Antonio Prieto nada menos que con Juan D’Arienzo. Fueron muchos los cantantes de bolero que grabaron tangos, hasta el insoportable Julio Iglesias. Fueron muchos los tangos interpretados en tiempo de bolero y los boleros realizados en tiempo de tango. 
Continente donde se da lo real maravilloso de Alejo Carpentier y el realismo mágico de García Márquez, estas cosas no deberían llamar la atención, si es que nuestros países estuvieran más relacionados entre sí, más unidos como pretendían nuestros padres libertadores, San Martín, Bolívar y Martí, por citar algunos. Si los medios de difusión contribuyeran a conocer nuestras respectivas culturas y no obligarnos a escuchar la música comercial del imperio cantada en un idioma que no es el nuestro. 
Aquí punto final a las palabras. Aunque hay mucho por  decir sobre este tema.

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